Analfabetismo digital

Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia. Arthur C. Clarke

El otro día recibí un WhatsApp de mi madre.
Madre: Hijo, pregunta tu padre cómo se cambia la contraseña del router.
Yo: ¿Pero no la puede cambiar José?
Madre: Dice que no sabe.
Yo: Pues que lo mire en internet.
Madre: Ven tú y lo haces.

José es mi hermano, tiene 25 años, y es analfabeto. Que no se entienda mal, a pesar de pasarse el día conectado a internet y a las redes sociales, es incapaz de resolver cualquier problema que implique una mínima complejidad técnica. De mis padres no espero que a estas alturas decidan evangelizarse digitalmente. Comprendo que son otra generación y ya cerca de la jubilación, bastante tienen con manejar un smartphone relativamente bien. El problema reside en que en un mundo ya completamente virtualizado y digitalizado la inmensa mayoría de la población joven española son analfabetos.

¿Pero qué dices loco? ¿Cómo van a ser analfabetos? Vale, a lo mejor me he pasado un poco, pero seamos realistas. Hace 50 años era un éxito que un país como España tuviese una población con un alto grado de alfabetización. Hoy en día, en cualquier país desarrollado, esto se da por hecho. Sin embargo, hemos entrado en plena era digital y salvo un pequeño grupo de frikis, entre los que me encuentro, casi nadie conoce ni someramente como engranan las piezas de este mundo digital. Porque sí, sí, ya sabemos que haces unos TikTok del copón y que tienes unas Stories en Instagram con 1M de vistas. Pero, ¿serías capaz de configurar correctamente el firewall de tu ordenador? ¿Conoces algún tipo de técnica anti-phishing? ¿Sabes qué son las cookies? ¿Un proxy? ¿Una VPN? ¿Un humilde servidor? ¿Acaso has activado la doble verificación de tu cuenta de correo? Las cosas que se van a la nube ¿Dónde se van? ¿Tokenization? ¿En qué equipo juega? Y lo más importante ¿Cuándo van a dejar de emitir Telecinco?

¡Pero si en Google está todo, bro! ¡Yo le hackeé el WIFI a mi vecino con un video de “Yutuf”, bro! Estamos de acuerdo en que hoy en día toda esta información la tenemos a golpe de click. Aun así, existen ciertas habilidades y conocimientos de base que son difíciles de asimilar y adquirir únicamente consultando Google y deberían formar parte de los cimientos de nuestra sabiduría tecnológica. Y ahora, para rematar, el morlaco de la Inteligencia Artificial nos ha pasado por encima como si fuéramos Juan José Padilla. Parafraseando al tío Ben, un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Cuanto más avanzada y difícil de comprender sea la tecnología, mayores son los riesgos derivados de su uso y mayor es la necesidad de una base tecnológica sólida, capacidad de análisis y pensamiento crítico.

¿Dónde quiero llegar con todo esto? Pues en que, centrándonos en las nuevas generaciones, el problema reside en la base. Década 3 del siglo XXI, apenas existe formación en los colegios e institutos en competencias digitales (Que te enseñen a usar el PowerPoint o el Crocodile en Tecnología no cuenta). En un mundo en el que TODO o casi todo tiene base digital, competencias como programación, ciberseguridad o ética digital son imprescindibles. Si no ponemos remedio para evitar que la brecha digital aumente, la comprensión de la tecnología para gran parte de la población será cada vez más inaccesible; creando un mundo más desigual, complejo e inseguro.

Pero yo también entono el mea culpa. Una vez escuche a Chema Alonso decir que hemos diseñado la tecnología para Sheldon y Leonard, pero la mayoría de la población se asemeja más a Penny. No es necesario que le enseñe a mi hermano a crear un pipeline para automatizar mediante peticiones a una API la descarga de los videos de sus Youtubers favoritos, pero al menos, no quiero que tenga que estudiar en Harvard para activar el firewall del sistema.

Bajo mi punto de vista, es responsabilidad del estado y competencia de los ministerios de educación y cultura dotar a la ciudadanía y a las instituciones de los medios necesarios para afrontar esta capacitación tecnológica y crear generaciones más preparadas y competentes para la vorágine de avances y desafíos que llegarán en el futuro. Sin quitar un ápice de responsabilidad a los ingenieros, desarrolladores y arquitectos. Debemos empatizar con los usuarios, acercar mundos, romper distancias para finalmente facilitar el acceso al mundo científico y tecnológico tanto como sea posible, con la divulgación como caballo de batalla.

Y como última recomendación, recuerda, el router siempre con clave WPA nunca con WEP 😉

Escribiendo desde el sótano en la Deep Web, atentamente math.